Es importante difundir la Recomendación sobre los derechos de Mujeres y Niñas Indígenas por distintos medios; acudir con su respaldo a los diversos poderes estatales y tenerla en cuenta tanto para las luchas urgentes como para las reivindicaciones más profundas.
En un encuentro cálido y valioso, entrevistamos a la presidenta del Comité de la CEDAW, Gladys Acosta Vargas, acerca de la Recomendación General sobre Mujeres y Niñas Indígenas. Gladys, una aliada para el movimiento de Mujeres Indígenas a lo largo de muchos años, explicó que se trata de un proceso de interpretación de los artículos de la Convención y su fuerza vinculante. Al aprobarse, se ampliará la capacidad de interlocución entre el Comité y los Estados Parte para el cumplimiento de sus obligaciones internacionales con las comunidades originarias. En ese contexto, Acosta Vargas aclaró: “las Recomendaciones Generales no aumentan ningún derecho, porque estos están dentro de la Convención, pero sí profundizan cómo deben ser protegidos”.
Según Acosta Vargas, para que una recomendación tenga una aplicación efectiva, es necesario difundirla de todas las formas posibles: idiomas, códigos, imágenes, videos. Es importante contemplar en la difusión a las personas con discapacidades, que deben enterarse de los avances en materia de Derechos Humanos. Durante la charla, ella remarcó que en la distribución de contenidos no solo deben intervenir los Estados Parte, sino también las organizaciones no gubernamentales de la sociedad civil y los medios masivos, sean públicos o privados.
Los países, aparte de proteger a las Mujeres y las Niñas Indígenas que viven dentro del territorio, también lo deben hacer con las que están de paso (por migración u otro motivo) por tratarse de un derecho.
Para Acosta Vargas, lograr cambios significa acudir a los espacios de poder estatal. Por un lado, al Ejecutivo, porque ahí se elaboran las políticas públicas en todos los campos, y a los poderes Legislativo y Judicial, que lo complementan. Por otro lado, a los gobiernos regionales y municipales, como responsables directos de los cambios a nivel local.
Como ejemplo de las acciones posibles, explicó que si se produce una violación a los derechos de las Mujeres Indígenas se debe citar la CEDAW y los artículos específicos de la Recomendación General en donde se explique lo que las Mujeres Indígenas viven en su diario trajinar y en sus luchas. De ese modo, en las contradicciones o controversias, incluso con particulares, el Estado asegurará que no se violen sus derechos.
En relación con este tipo de acciones, Acosta dijo: “La Convención cada vez es más fuerte, gracias a las luchas de las mujeres, porque su fuerza no viene de sí misma sino de quienes la usan y la convierten en un instrumento de lucha”. Al ser normas de aplicación directa, los organismos de protección, incluidas las organizaciones de Mujeres Indígenas, tienen que aprender a usarlas para sus luchas mediatas e inmediatas.
Para la presidenta del Comité de la CEDAW, la aprobación de esta Recomendación General responde a una deuda que tiene el mundo con las Mujeres y las Niñas Indígenas por las atrocidades que han sufrido.
Y esta es una recomendación que está naciendo y se desarrolló pese al trabajo difícil en la pandemia. “Desde el 2017 se inició el diálogo y recién vamos a aprobarla en el 2022, porque responde a la lucha creciente por una visibilidad cada vez mayor de las Mujeres y Niñas Indígenas en el campo de la política internacional”, agregó.
Para cerrar la entrevista, Gladys Acosta destacó que la Recomendación contempla el vínculo con la naturaleza, el respeto a los seres humanos y una espiritualidad potente no solo para los Pueblos Indígenas, sino para todo el mundo. Así, este instrumento será útil también para defender nuestros territorios de la violencia y el despojo.
“Una cosa es luchar sabiendo que una está con los derechos de su lado y otra cosa es estar luchando porque simplemente se está produciendo una injusticia”, expresó Acosta Vargas. Finalmente, nuestras voces comienzan a ser escuchadas.