Mujeres Indígenas discutimos y desarrollamos estrategias para avanzar en la implementación de la RG39

17 de abril 2023.- En un evento paralelo a la sesión 22 del Foro Permanente de las Naciones Unidas sobre Cuestiones Indígenas (UNPFII) en la sede de la ONU, en Nueva York, Indigenous Peoples Rights International (IPRI), UN Voluntary Fund for Indigenous Peoples, Inuit Circumpolar Council (ICC), The Christensen Fund, The Institute for the Study of Human Rights at Columbia University, el Foro Indígena de Abya Yala, y el Foro Internacional de Mujeres Indígenas (FIMI), nos reunimos para seguir avanzando en la implementación de la Recomendación General Número 39 (RG39) de CEDAW, un logro histórico para las Niñas y Mujeres Indígenas de todo el mundo, considerando las múltiples formas de discriminación que enfrentamos.

El UNPFII es un órgano asesor que promueve el respeto y la aplicación plena de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, y en esta emisión fue un puente clave para reunirnos con instituciones internacionales, agencias de la ONU y Organizaciones Indígenas, para continuar avanzando en la implementación de la RG39, un instrumento de derechos humanos legalmente vinculante que contempla las diferentes dimensiones de la discriminación que sufren las Mujeres Indígenas como mujeres,  y como miembros de Pueblos Indígenas.

Durante la apertura del encuentro, Joan Carling, activista Kankana-ey Igorot de Filipinas, Directora Ejecutiva de IPRI, explicó que la recomendación aborda los derechos individuales y colectivos de las Mujeres Indígenas, “específicamente los problemas y preocupaciones de las defensoras Indígenas, y reconoce los riesgos, las diversas formas de ataques que las afectan cuando practican sus actividades de subsistencia como parte del acceso y control sobre sus tierras y recursos naturales”, La implementación, añadió, es importante porque  llama a los Estados a garantizar que las defensoras no sean objeto de represalias o criminalización por su trabajo, advirtió.

La presidenta de FIMI, Tarcila Rivera Zea, Quechua de Perú, aseguró que la apropiación de la recomendación implica grandes desafíos, “debemos incidir en nuestras propias organizaciones para que la implementación no sólo beneficie a niñas y mujeres, los Pueblos Indígenas deben utilizarla para influir en una política nacional que sirva directamente a las comunidades”, comentó.

En su mensaje de apertura, la lideresa Arhuaca Leonor Zalabata Torres, embajadora de Colombia ante las Naciones Unidas, afirmó que “la participación social en las decisiones de los Estados juega un papel importante para la paz, el desarrollo sostenible de la tierra, la hermandad y la solidaridad de los pueblos”. La Recomendación Número 39 de la CEDAW, agregó, “nos permite decidir cómo queremos vivir nuestras culturas, en consenso y en unidad con nuestras realidades”. Las Mujeres Indígenas “hemos tenido un papel relevante en esto porque hemos podido garantizar y asegurar la sabiduría ancestral y con ella, la permanencia que tenemos como Pueblos Originarios”.

Gladys Acosta, Expresidenta del Comité de la CEDAW, comentó que “en un momento donde las dinámicas de la muerte parecieran querer imponerse, la RG39 es una reflexión amplia sobre las reglas de la vida y su prevalencencia”. Lo que hemos hecho con la recomendación, de la mano de mujeres y organizaciones indígenas, aseguró, “es recoger respetuosamente la cosmovisión, la espiritualidad de los pueblos y reconocer la conexión profunda entre sus derechos, los territorios y los recursos naturales de las comunidades”. La Recomendación General Número 39 “es un instrumento de lucha”, apuntó.

Además “rescata la obligación que tienen los Estados parte de brindar acceso a la educación, a la salud y a la participación política dentro y fuera de las comunidades, y los exhorta a tomar medidas contra la violencia de género, incluidas las perpetradas por las fuerzas estatales o paraestatales”, advirtió.

Nukila Evanty, Directora Ejecutiva de Women Working Group (WWG) y Rosalee González, Co-Coordinadora Region Norte del Enlace Continental de Mujeres Indígenas de las Américas (ECMIA), coincidieron en que el racismo estructural agravado por la discriminación de género sigue siendo una realidad cotidiana para las Niñas y Mujeres Indígenas del mundo. La RG39 “responde a un llamado permanente de los Pueblos Originarios por crear un instrumento específico para promover y proteger nuestros derechos, y representa una lucha creciente por una mayor inclusión preservando la identidad cultural de nuestros pueblos”, aseguró González.

La Subsecretaria General de las Naciones Unidas y Directora Ejecutiva Adjunta de ONU Mujeres, Åsa Regnér, reconoció las alianzas valiosas que Mujeres y Organizaciones Indígenas establecieron para lograr una recomendación estratégica, y señaló que es importante que todas y todos continuemos trabajando en su aplicación. “Hay evidencia de que las Niñas y Mujeres Indígenas tienen tres veces más posibilidades de sufrir violencia de las que no lo son. Las defensoras Indígenas incluso, son asesinadas por garantizar los derechos de otras mujeres y sin embargo, estos ataques no son parte de las noticias que vemos en los titulares”. Las acciones que impulsemos, dijo, deben ayudar a visibilizar el grado de violencia que realmente se vive.

Sara Olsvig, Presidenta Internacional de Inuit Circumpolar Council (ICC), recordó cuando el gobierno danés forzó la implantación de anticonceptivos en mujeres para reducir la natalidad en Groenlandia. “Entre 1966 y 1975 unas 4 mil 500 niñas y mujeres Inuit recibieron un dispositivo intrauterino (DIU), incluso sin su conocimiento”, explicó. Este proyecto de planificación familiar forzada, violentó la salud de las mujeres quienes sufrieron durante varios años dolores, infecciones y problemas para quedar embarazadas, aseguró. “La recomendación que tenemos en nuestras manos podrá ayudarnos para que nunca más sucedan violaciones en los cuerpos de las mujeres  tan vergonzosas como ésta”, opinó.

Para finalizar el encuentro, Puyr Tembé, presidenta de la Federação Estadual dos Povos Indígenas do Pará  (FEPIPA), explicó que la organización de Mujeres Indígenas en Brasil es relativamente reciente, pero “hemos logrado fortalecer y multiplicar nuestras voces ocupando espacios institucionales que nos ayuden a crear políticas públicas más acordes a nuestras necesidades e intereses”.

“Desde dentro del gobierno hemos logrado avances significativos en el reconocimiento formal de nuestros derechos, y la Recomendación General Número 39 es una herramienta pertinente que nos reconoce como Mujeres Indígenas agentes de cambio, dentro y fuera de nuestros pueblos, y nos permite llegar al pleno ejercicio de nuestros derechos políticos”, finalizó.

Mujeres Inuit del Ártico diseñamos estrategias de colaboración entre Organizaciones Indígenas y la ONU, en la implementación de la Recomendación General de CEDAW nro.39

20 de abril 2023.- Para fortalecer el movimiento de mujeres Inuit del Ártico y mantener un diálogo sobre la implementación de la Recomendación General Número 39 (RG39) de la CEDAW, nos reunimos en un evento paralelo a la sesión 22 del Foro Permanente de las Naciones Unidas sobre Cuestiones Indígenas(UNPFII), gracias a la organización de Inuit Circumpolar Council (ICC), la Misión Permanente de Dinamarca en Nueva York y el Foro Internacional de Mujeres Indígenas (FIMI), con el objetivo de promover la aplicación de este instrumento internacional vinculante con el que se exige a los Estados que protejan los derechos individuales y colectivos de Niñas y Mujeres Indígenas del mundo.

En la apertura del diálogo Binota Moy Dhamai, Presidente del Mecanismo de Expertos sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (2022-2023), un órgano subsidiario del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, explicó que la RG39 que se ha adoptado gracias al arduo trabajo de los movimientos de Mujeres Indígenas, reconoce las voces de las niñas, jóvenes y mujeres como agentes impulsoras y lideresas dentro y fuera de sus comunidades.

“La Recomendación General identifica y aborda las diferentes formas de discriminación interseccional a las que se enfrentan, pero también mandata el acceso a la justicia”, aseguró Moy Dhamai. “Ellas han trabajado arduamente para que las mujeres y niñas Inuit afectadas por el gobierno danés con la implantación de anticonceptivos para reducir la natalidad en Groenlandia, en las décadas de los sesenta y setenta, no vuelvan a repetirse”, afirmó.

Durante su intervención Tarcila Rivera Zea, Presidenta de FIMI, dio una breve introducción sobre la RG39. Recordó que desde hace 30 años diferentes organizaciones de Mujeres Indígenas se han articulado en una red continental para velar por sus derechos. “Teníamos muchos instrumentos internacionales que trabajaban en garantizar la igualdad entre mujeres y hombres, pero faltaba una piedra angular que abordara de manera específica la protección de los derechos de Niñas y Mujeres Indígenas”, aseguró.

Rivera Zea reconoció que la implementación de la RG39 es un desafío. “La recomendación tiene como objetivo orientar a los Estados sobre medidas legislativas, políticas y de otro tipo pertinentes para garantizar el cumplimiento de sus obligaciones en relación con los derechos de Niñas y Mujeres Indígenas. Necesitamos fortalecer la negociación entre los gobiernos de los Estados y los enlaces internacionales. Necesitamos poner a discusión la implementación para bajarla de lo global a lo local, y desde ahí combatir la corrupción para fortalecer el acceso a la protección de los derechos y el acceso a la justicia”, explicó.

La Presidenta de Pauktuutit Inuit Women of Canada, Gerri Sharpe, agradeció el diálogo que a partir de esta reunión se estableció entre representantes de organizaciones internacionales y las mujeres Inuit que habitan en las diferentes regiones árticas del mundo.

“Estamos comprometidas en garantizar que los derechos humanos y las prioridades de las mujeres Inuit se incluyan de manera equitativa en el Plan de Acción de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, que ahora está desarrollando el gobierno federal de Canadá, en asociación con organizaciones indígenas”, declaró Sharpe. La RG39 será una excelente herramienta para el trabajo colaborativo con las diferentes autoridades locales, aseguró.

Tove Søvndal Gant, integrante del UNPFII, reconoció que en algunos de los países que han ratificado su participación en los programas de protección a las mujeres, existen desigualdades, violencias estructurales y los índices de corrupción son alarmantes. “La voluntad política de los funcionarios estatales será clave para adaptar la recomendación a las circunstancias locales, y evitar que la deshonestidad impida su funcionamiento a cabalidad”, destacó.

Opinó además que “los gobiernos de Dinamarca y Groenlandia deben fortalecer su cooperación política y asegurarse de que el documento sea traducido a las lenguas indígenas respectivas, para que los pobladores lo puedan entender”.

Finalmente, sobre cómo diseñar estrategias de colaboración entre las Organizaciones Indígenas y la ONU, que impulsen la implementación de la RG39, la Co-Coordinadora de la región norte del Enlace Continental de Mujeres Indígenas de las Américas (ECMIA), Rosalee Gonzalez, explicó que lo más importante es continuar fortaleciendo la participación política y ciudadana de las Mujeres Indígenas frente a la Asamblea General.

“Necesitamos la capacitación de las Mujeres Indígenas en la ONU para que estemos altamente calificadas y tengamos expertas en la Oficina del Alto Comisionado que conozcan nuestras necesidades y problemáticas dentro y fuera de los territorios indígenas”, aseguró. 

Las lideresas, dijo, cumplen un rol muy importante en el monitoreo y vigilancia de las acciones puestas en marcha por los gobiernos para garantizar la implementación efectiva, además estas mujeres integrantes de las organizaciones de la sociedad civil pueden presentar informes alternativos a los comités, mostrando las lagunas y los desafíos en la aplicación de la recomendación que pueden no ser mencionados en los informes oficiales presentados por los Estado, puntualizó.

Mujeres Indígenas abren diálogo estratégico en la CSW67 entre actores claves, mecanismos de las Naciones Unidas y comunidad de donantes para la efectiva implementación de la RG CEDAW 39

10 de marzo 2023.- Para fortalecer el movimiento de Mujeres Indígenas y acordar una agenda de incidencia global entre actores claves, Estados miembros, aliados, aliadas y mecanismos de las Naciones Unidas que garanticen el uso de la Recomendación General 39 de CEDAW (RG39), que protege los derechos individuales y colectivos de las Niñas y Mujeres Indígenas, el Foro Internacional de Mujeres Indígenas (FIMI) y la Subdivisión de Pueblos Indígenas y Desarrollo de la Secretaría del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas (IPDB/SPFII), realizaron un diálogo estratégico para ampliar la difusión de la recomendación, determinar y acelerar los próximos pasos que garanticen su aplicación alrededor del mundo.

El evento realizado en el marco de la 67va. sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW67) en la ONU, reunió a lideresas Indígenas de redes regionales de Asia, África, las Américas, Ártico y el Pacífico, delegaciones gubernamentales y donantes con el objetivo de debatir sobre los avances y brechas en la implementación de la RG39, y la oportunidad que implica para frenar la discriminación que enfrentan las Mujeres y Niñas Indígenas.

Durante la apertura del encuentro, Tarcila Rivera Zea, Quechua de Perú, Presidenta de FIMI, aseguró que el primer desafío en la aplicación de la recomendación será hacer que los Estados miembros generen políticas públicas que contribuyan al empoderamiento individual y colectivo de Niñas y Mujeres Indígenas alrededor del mundo. “La implementación no será fácil. Hemos trabajado ardua y solidariamente a nivel local, regional y mundial tocando la mente y el corazón de los tomadores de decisiones claves para lograr la protección a los derechos de mujeres y niñas”, señaló.

La Senadora Malarndirri McCarthy, Viceministra de Salud Indígena en el territorio Norte de Australia, advirtió que como mujer experimentóde primera mano las violencias. “La población Indígena, especialmente las mujeres, deben incluirse en todos los niveles del proceso de toma de decisiones para reflejar sus fortalezas, conocimientos e identidades culturales.

Explicó que en Australia la implementación de la RG39 se hará “mediante la instalación de un órgano consultivo permanente, que asesore al parlamento sobre los asuntos que impactan a este sector. Estaremos trabajando en colaboración con actores políticos y la comunidad de donantes para lograr objetivos económicos, sociales y reformas prioritarias en el marco de nuestro acuerdo nacional para cerrar las brechas. Las autoridades están decididas a garantizar que el parlamento australiano trabaje en conjunto con los Pueblos Originarios para mejorar sus vidas”, aseguró.

Haley Bathern, una jóven Aṉangu de Australia, maestra en una escuela local de Niñas Indígenas, agradeció este diálogo diciendo, “no hay mejor espacio para promover la implementación de la RG39, que servirá para mantener la conexión con sus conocimientos ancestrales, trabajar en el reconocimiento de sus derechos y construir espacios donde las mujeres jóvenes se sientan aceptadas, independientes económicamente y logren generar cambios en sus comunidades”.

Conectada al evento de manera remota Leticia Bonifaz, experta del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) de la ONU, señaló durante la reunión que “no es posible imaginar un mundo donde no se reconozcan y valoren los usos ancestrales y cosmovisiones de las comunidades y Pueblos Originarios”, en este sentido, dijo, la recomendación es un documento histórico que se construyó de las discusiones derivadas de Mujeres Indígenas de diferentes partes del mundo, quienes reflexionaron sobre temas nodales como educación, salud, trabajo y empoderamiento económico, y con un enfoque transversal por lo que reúne voces de mujeres con discapacidades, LGBTI+, migrantes o que están privadas de libertad aún sin conocer sus derechos.

Lo más importante, explicó Leticia Bonifaz, será difundir el contenido de la recomendación y que los Estados partes, a través de sus órganos de gobierno, generen políticas públicas que construyan cambios frente a las desigualdades y proporcionen acceso a la justicia”.

La Asesora sobre Estado de Derecho y Punto Focal sobre cuestiones indígenas en  ONU Mujeres, Beatrice Duncan, explicó que tras la adopción de la RG39 todos los Estados miembros deberán presentar un informe en el plazo de cuatro años para que el Comité examine cuáles han sido los alcances de la recomendación en la vida diaria de las Mujeres Indígenas.

En el informe, aclaró, deben describirse las medidas adoptadas y el Comité podrá solicitar que éste proporcione información adicional cada vez que lo considere necesario, a fin de saber cómo se están cumpliendo los derechos contenidos en la recomendación, incluidas las estrategias de colaboración con las organizaciones de Mujeres Indígenas a nivel país.

Mariam Bouraima, de la comunidad Fulani de Benin e integrante de African Indigenous Women’s Organization (AIWO), reiteró que “los Estados miembros deberán tomar medidas para acabar con la discriminación, y mediante la aplicación de la RG 39, involucrar en los órganos de decisión a las mujeres, “ellas deben participar directamente en la vida política de sus comunidades para prevenir y erradicar la violencia”, señaló.

Sobre cómo la Fundación Ford puede colaborar con los movimientos de Mujeres Indígenas para impulsar la implementación de la recomendación, Mónica Alemán, Directora del Programa Internacional de Justicia de Género, Racial y Étnica, explicó que para implementar la RG39, la Fundación Ford “asignará mayores y mejores recursos” a organizaciones de Mujeres Indígenas y otros grupos para que las normativas a nivel global no se queden simplemente en sueños sino que se hagan realidades locales. “Es importante iniciar y mantener un diálogo abierto y permanente con el Foro Internacional de Mujeres Indígenas, para identificar nuevas contrapartes que se sumen a la asignación de recursos financieros”.

Dijo que “una de las decisiones que hemos tomado es la de apoyar de forma política a los movimientos de Mujeres Indígenas que estamos apoyando de forma financiera”, esto abre una oportunidad importante para que las organizaciones que ya reciben acompañamiento de la fundación coparticipen de manera activa en los procesos de diálogo y definan en qué dirección quieren ir con las contrapartes u otros donantes.

Durante su intervención, Erika Unnis, de Saami Women’s Forum, aseguró  que aunque han habido varios compromisos internacionales previos destinados a proteger los derechos de los Pueblos Indígenas en general, y de las Mujeres Indígenas en particular, aún persisten vacíos normativos que dificultan el acceso de éstas a la seguridad alimentaria, a los recursos naturales de sus comunidades e identidades  culturales, lo que se manifiesta en un continuo despojo de sus lenguas, tierras, territorios y recursos naturales. Sin embargo, la RG39 representa “un nuevo punto de partida para que todas las mujeres que luchan por la defensa de estos derechos, y que habitan espacios rurales o no rurales, conozcan los recursos legales y administrativos que tienen para defenderlos”.

Para Eleanor Dictaan-Bang-oa, Kankanaey Igorot de Filipinas, de Asian Indigenous Women’s Network (AIWN), la recomendación aporta reflexiones importantes sobre la igualdad y la no discriminación con especial atención en las formas de discriminación cruzadas. “Como Niñas y Mujeres Indígenas vivimos formas de violencia interseccionales que están integradas a las estructuras de los Estados colonizadores y la manera sistemática en la que afectan la capacidad de ejercer nuestros derechos individuales y colectivos”, destacó.

Patricia Torres Sandoval, lideresa Purhépecha de México y fundadora de la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas (CONAMI-México), advirtió que para construir una implementación eficaz y efectiva de la recomendación se requiere especialmente “de voluntad política y un presupuesto adecuado de los Estados y la comunidad de donantes para que de forma colaborativa se puedan construir programas y políticas acordes a las necesidades de las Niñas y Mujeres Indígenas de todo el mundo”.

Nadine Gasman, Presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), reconoció que el mayor desafío para los diferentes gobiernos será garantizar la accesibilidad de la RG39 en los idiomas de los pueblos y acercarla a las comunidades para que más mujeres hagan suya esta herramienta de protección a los derechos desde la infancia.

“La apropiación institucional de la recomendación es clave para lograr la aplicación efectiva, las instituciones de todos los niveles, el federal, local, municipal y estatal. Desde el INMUJERES vamos a acompañar este camino para seguir asegurando la participación plena de Mujeres y Niñas Indígenas como protagonistas dentro y fuera de sus comunidades”.

Finalmente Gladys Acosta, Expresidenta del Comité de la CEDAW, señaló que este diálogo estratégico mostró la enorme potencialidad que tiene la recomendación en sí misma, y aclaró que “los Estados miembros tendrán la mayor responsabilidad para difundir la RG39 en todos los idiomas y mediante todos los canales”. Además manifestó que la apropiación de este instrumento internacional debe ser adoptada por organizaciones de mujeres, instituciones y actores políticos claves de forma colaborativa y coordinada”.

Mujeres Indígenas exhortamos la implementación efectiva de la Recomendación General 39 de CEDAW y la construcción de una era digital con pertinencia cultural e igualdad de género

06 de marzo 2023.- Para garantizar que los principios de inclusión e interseccionalidad guíen la innovación tecnológica y se reduzcan la discriminación y desigualdades de género, en el marco de la 67 sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW67) en la ONU, se llevó a cabo de manera paralela la Reunión de Coordinación de Mujeres Indígenas organizada por el Foro Internacional de Mujeres Indígenas (FIMI).

La CSW67 es el principal órgano internacional dedicado exclusivamente a la promoción de la igualdad de género y elaboración de normas internacionales que fomentan el empoderamiento de la mujer. Este año será además un espacio fundamental para amplificar nuestras voces y lucha por la implementación efectiva de la Recomendación General Número 39 (RG39) de CEDAW, un instrumento internacional vinculante para la protección de los derechos individuales y colectivos de las Niñas y Mujeres Indígenas del mundo.

En el evento nos reunimos lideresas de diferentes regiones, quienes reflexionamos sobre nuestros objetivos, logros, brechas y desafíos pendientes en la promoción y protección de nuestros derechos. Durante la reflexión, dialogamos sobre la obligación que los Estados parte asumieron para desarrollar e implementar políticas integrales que protejan de una forma efectiva los derechos y principios de igualdad sustantiva y de no discriminación, y coincidimos en la urgencia de que Niñas y Mujeres Indígenas participen en la construcción de una era digitalque acorte las brechas de género y fomente ecosistemas de innovación tecnológica inclusivos que eliminen las violencias.

La reunión inició con una ceremonia espiritual dirigida por Malia Nobrega-Olivera, indígena del Valle de Hanapēpē, Kona, Kaua’i en Hawaii, Directora de Asociaciones Estratégicas y Participación Comunitaria de la Escuela de Conocimiento Hawaiano, y del programa Loli Aniau, Makaala Aniau (LAMA).

Durante su participación Tarcila Rivera Zea, Quechua de Perú, Presidenta de FIMI, dio unas palabras cálidas de bienvenida, y recordó que el origen del Foro Internacional de Mujeres Indígenas conformado por organizaciones de siete regiones socio-culturales, está cimentado en torno a las reuniones que mantuvimos desde 1995 durante la firma de la Declaración de las Mujeres Indígenas de Beijing, “sentando las bases para nuestras reivindicaciones como indígenas y como mujeres”, dijo.

Hoy, más de 30 años después, los artículos con los que entonces “definimos nuestros derechos y posturas como Mujeres Indígenas, siguen más vigentes que nunca para recuperar, compartir, reflexionar y seguir proyectando nuestras aspiraciones a nivel global”, precisó Tarcila Rivera Zea.

En un video transmitido durante el evento, Lucy Mulenkei, Masai de Kenia, Cofundadora y Vicepresidenta de FIMI, dijo que la reunión será importante porque “escucharemos voces diversas que nutrirán nuestra experiencia trabajando en temas que impactan a las Mujeres Indígenas y a los Pueblos Indígenas en general”.

Teresa Zapeta Mendoza, Maya K’iche de Guatemala, Directora de FIMI, reconoció las alianzas estratégicas que se han dado a través del tiempo para lograr propósitos históricos comunes entre las Mujeres Indígenas de las diferentes regiones, a pesar de las violencias y las desigualdades. “Este año además de dialogar juntas sobre los desafíos que enfrentamos en la era digital para lograr la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas, estamos celebrando la aprobación de la RG39 que es un puente para asegurar nuestros derechos”.

“La Recomendación General es un hecho histórico que no sólo favorece a las Mujeres y Niñas Indígenas, sino a los derechos humanos de los Pueblos Indígenas de todo el mundo”, insistió.

Las hermanas participantes reconocimos que los gobiernos deben asumir responsabilidades y compromisos en la lucha contra las violencias, y nombramos algunas demandas y accionespara avanzar con la sociedad civil y otros actores claves para  implementar soluciones tecnológicas que permitan el empoderamiento y la transformación de roles y normas sociales tradicionales; promover el acceso que tienen las Mujeres Indígenas a las tecnologías digitales en zonas rurales y no rurales para disminuir las desigualdades; fortalecer, a través de la educación digital el sentir, vivir y pensar como mujeres pertenecientes a Pueblos Originarios; eliminar las brechas tecnológicas para garantizar los derechos de las Mujeres y Niñas Indígenas con discapacidades para que conozcan los instrumentos internacionales que las protegen; entender que la instalación de una infraestructura digital, especialmente en medios rurales, no es la solución para lograr la conectividad de todas porque es necesario, dijeron, aprender lo que limita a las mujeres en el manejo de la tecnología y generar estrategias de adopción y uso cercano a las usuarias y sus comunidades; generar y promover acceso a información sobre violencia digital o delitos cibernéticos contra jóvenes y Mujeres Indígenas.

Finalmente Teresa reiteró que la articulación de las mujeres ha sido fundamental para la adopción  de la Recomendación General 39 de CEDAW, y aseguró que esta es una oportunidad única para integrar las prioridades colectivas, la cosmovisión, las experiencias y las lecciones compartidas por parte de las Mujeres Indígenas para lograr un cambio transformador y garantizar la preservación de las distintas culturas y nuestras identidades individuales y colectivas.

La adopción de la Recomendación 39 de la CEDAW, un bastión en el impulso de los derechos humanos de las Mujeres Indígenas.

Con el convencimiento de que el trabajo coordinado a nivel local, regional, nacional e internacional será la clave para la implementación de la Recomendación 39 del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) sobre Mujeres y Niñas Indígenas. En este marco, se realizó un panel de discusión impulsado por el Foro Internacional de Mujeres Indígenas (FIMI), MADRE, e Indigenous Peoples Rights International (IPRI) y redes regionales de Mujeres Indígenas.

Teresa Zapeta, Directora Ejecutiva de FIMI, remarcó que son generaciones completas de Mujeres Indígenas las que han participado activamente, desde lo local a lo global. Lo que permitió llegar a la adopción de la Recomendación General  39. 

Al presentar la ceremonia de bienvenida, la señora Zapeta ofrendó la sagrada luz para todas nuestras ancestras y ancestros: “principalmente a todas las Niñas y Mujeres Indígenas que han ofrendado su vida para hacer este camino. Honramos su camino y existencia”.

Tarcila Rivera Zea, destacada activista quechua y coordinadora del Enlace Continental de Mujeres Indígenas de las Americas.Además de presidenta de Chirapaq y de FIMI, mencionó como acciones importantesla articulación y el trabajo conjunto para lograr los objetivos comunes.

Señalando que el proceso se puede rastrear desde 40 años atrás, recordó  la recomendación del Foro Permanente de las Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas (UNPFII) en 2004.  En ella se le pedía al Comité de CEDAW incluir a Mujeres Indígenas en sus particularidades, lo que se reiteró en 2019. Además,  la señora Rivera Zea consideró que lo más relevante del proceso es que todas las mujeres del mundo sean y se sientan parte de él: “Es importante que juntas celebremos la aprobación de  esta recomendación general, quedando el gran desafío de su implementación en el escenario doméstico”

Joan Carling, activista Indígena de la Cordillera en Filipinas y Directora Ejecutiva de IPRI, apuntó que tomó más de 15 años para que la CEDAW discutiera una  recomendación sobre los derechos de las Mujeres y Niñas Indígenas. Señaló que la participación en el proceso de mujeres de las siete regiones del mundo demuestra la necesidad de reconocimiento de sus derechos individuales y colectivos y que estos son indivisibles. También señaló que se debería buscar que la Recomendación 39 contemple mecanismos de rendición de cuentas ante las violaciones a derechos humanos.

“El trabajo de la CEDAW ha sido fundamental para entender la no discriminación de las Mujeres y Ninas Indigenas. Por su parte, la Recomendación 39 es un hito para entender las obligaciones de los Estados en la protección efectiva, el carácter interseccional y el reconocimiento de las Mujeres Indígenas en toda su diversidad”, apuntó por su parte la señora Leonor Zalabata, miembro del Pueblo Arhuaco de Colombia y primera embajadora indígena ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU).  

La señora Zalabata habló también del valor de hacer respetar el derecho al consentimiento previo, libre e informado en políticas relacionadas con el ambiente. Celebró que en el proceso de adopción de la Recomendación se reconozca a las Mujeres y Niñas Indígenas como lideresas y agentes transformadoras que tienen derecho a ser escuchadas. Señaló que el proceso es resultado del trabajo de organizaciones de mujeres “conectadas con la tierra y con las necesidades de nuestros pueblos”.

Margaretha Karlberg Uttjek, académica Sami, coincidió en la necesidad de implementar los derechos de las Mujeres y Niñas Indígenas a nivel local, regional y nacional, destacando los derechos colectivos. La señora Karlberg habló de la necesidad de tomar en cuenta el Consentimiento Previo, Libre e Informado en la Recomendación 39. Señaló la importancia de la inclusión de  las perspectivas interseccionales, integrando historias y experiencias en la recomendación, así como en  su implementación a todos niveles. Pese a que en las sociedades coloniales se desacredita el conocimiento ancestral. 

La Recomendación 39 es también un instrumento para educar al resto de las personas, sostuvo Lucy Mulenkei, Vicepresidenta de FIMI, fundadora y cofundadora de diversas redes Indígenas. La discriminación que se sufre en las Comunidades Indígenas viene de diferentes frentes e impacta de diferentes maneras. 

La señora Mulenkei recalcó la importancia de continuar con el debate y la promoción de los derechos de las Mujeres y Niñas Indígenas. Llamó a utilizar la Recomendación 39 como una herramienta que debe ser entendida por las Comunidades Indígenas. También mencionó su valor  como instrumento de inclusión de Mujeres Indígenas en espacios de toma de decisiones como Naciones Unidas y el sector privado. “Muchas veces, cuando nos miran piensan que no tenemos las habilidades, pero sí las tenemos. Como Mujeres Indígenas estamos yendo más adelante y tenemos que trabajar en conjunto”, aseveró.

Sonia Gutiérrez, abogada, política guatemalteca y defensora indígena de derechos humanos, recalcó la importancia de la  Recomendación 39 como algo integral para avanzar los derechos  y destacó que es una herramienta propia y específica de las Mujeres y Niñas Indígenas. 

Para una efectiva implementación, la señora Gutiérrez recomendó:  tomar en cuenta que es un bastión, una herramienta específica en el impulso de derechos humanos como Mujeres y Niñas Indígenas; que debemos apropiarnos de esa herramienta construida desde las mujeres; que se tendrá que lograr la mayor articulación hacia un plan de acción que permita implementar acciones; y que la herramienta es también una inspiración para fortalecer nuestro trabajo y exigir nuestros derechos.

Las expertas llamaron a todas las Mujeres y Niñas Indígenas a estar atentas a los procesos de implementación de la  Recomendación 39  que fue aprobada el 26 de octubre del 2022. Invitaron además  a participar con esperanza y fuerza de las coordinaciones que se establezcan para la plena realización de sus derechos  humanos.

*Para mayor información sobre la Recomendación General 39, visita: https://cedaw.fimi-iiwf.org 

https://www.ohchr.org/en/documents/general-comments-and-recommendations/general-recommendation-no39-2022-rights-indigeneous

De la tierra al cuerpo: formas de violencia y discriminación contra las Mujeres Indígenas

Las Mujeres Indígenas se enfrentan a una diversidad de violencias derivadas del despojo y la descomposición del tejido social de sus comunidades. La solución que aporta la Recomendación General de la CEDAW para Mujeres y Niñas Indígenas es holística, transversal e interseccional.

Helena Steenkamp necesitó diez años para encontrar el coraje y reconocer que fue violada en su comunidad. El hombre que la agredió era un compañero de trabajo que nunca fue juzgado o condenado por ello. En la comunidad indígena ‡Khomani San —que habita la tierra desértica de Kalahari ubicada en la frontera entre Sudáfrica y Botsuana—, el caso de Helena no es la excepción sino la norma. La descomposición social, causada por desalojos constantes y años de expolio de la tierra ancestral, ha creado un contexto de violencia que impacta especialmente en el cuerpo de las Mujeres y Niñas Indígenas. Las mujeres San enfrentan  discriminación y violencias dentro y fuera de sus comunidades, ejercidas por aquellos que las quieren débiles y calladas. Pero si el agresor está dentro y fuera de casa, ¿cómo puede una mujer protegerse?

Dentro de la comunidad, el miedo a reconocer en público haber sido abusada sexualmente y el temor a perder el sustento del marido disuaden a las mujeres de reportar el caso ante las autoridades. “Para poder hablar de ello, se necesita hacer un proceso de introspección y armarse de fuerza”, comenta Helena, “me llevó mucho tiempo volver a ser yo misma y ganar confianza en mí”. Steenkamp consiguió superarlo gracias a la fuerza que le dio levantar su comunidad y tener que imponerse en un espacio dominado por hombres. “Si las mujeres no tomamos la iniciativa, no vamos a ver un cambio ni desarrollo”, concluye. 

La Recomendación General de la CEDAW para Mujeres y Niñas Indígenas ofrece un marco legal que puede servir como escudo ante la inacción de los Estados, como es el caso de Sudáfrica. Sin embargo, Helena Steenkamp reconoce que primero las mujeres necesitan empoderarse, conocer sus derechos y aprender a usar estos instrumentos internacionales para crear un cambio real que acabe con la discriminación y las violencias contra las Mujeres Indígenas. 

El Pueblo San: una historia de despojo territorial y cultural

El Pueblo San del que forma parte Helena desciende de comunidades ancestrales de cazadores-recolectores consideradas las primeras en habitar la punta sur del continente africano, también llamadas Bushmen (hombres de los arbustos). Debido a la migración de otros pueblos, como los Khoekhoe o los Bantu, el Pueblo San fue expulsado hacia las áreas más remotas y desérticas, aunque también hubo cierta mezcla entre las diferentes comunidades. 

Con la colonización, llegó el despojo de las tierras que eran el hogar de los San y el expolio de los recursos naturales en los que este pueblo basaba su supervivencia. Esto hizo que aumentara la competencia y rivalidad entre las mismas comunidades indígenas y rompió el tejido social del Pueblo San, sus formas de vida y su identidad cultural. Solo unas pocas comunidades sobrevivieron, lo que empujó al Pueblo San al borde del exterminio. 

Las violencias son heridas del pasado

Hoy en día, las comunidades San han perdido sus nombres originarios y solo quedan cinco personas que hablan la lengua ancestral N|u. Helena Steenkamp fue a buscarlas en el documental Lost Tongues (Lenguas Perdidas). En 1999, los ‡Khomani San recuperaron parte de la tierra que les fue quitada gracias a un largo proceso de lucha y al nuevo marco legal del gobierno post apartheid. Sin embargo, la devolución del territorio no trajo el cambio que todos anhelaban. 

“Al inicio, todos estábamos contentos de tener de nuevo nuestra tierra ancestral. Yo dejé mi trabajo en Ciudad del Cabo para venirme aquí, a Andriesvale, y crear un cambio en mi comunidad. Pero en los últimos diez años todo ha empeorado. Sin los conocimientos sobre cómo manejar la tierra, no supimos qué hacer con ella”, relata Helena. Con altas tasas de desempleo, bajos niveles de educación y sin las capacidades necesarias para generar nuevas actividades económicas, muchas personas de la comunidad cayeron en el abuso de sustancias. Incluso hay quienes rememoran el apartheid como años de bonanza, en los que había empleo en las granjas de los blancos y los padres podían llevar a los hijos a la escuela. 

Helena creció entre padres que se peleaban constantemente, un alto consumo de alcohol y drogas, y amigas con embarazos precoces. Este ciclo de violencia se reproduce generación tras generación. Para contrarrestar este discurso de desánimo, Steenkamp y otros miembros de la comunidad crearon un proyecto visual que pretende revertir la representación paternalista  y colonialista de las comunidades indígenas. Asesorada por el Market Photo Workshop, retrató a las jóvenes mujeres embarazadas. “Las chicas y madres respondieron de forma muy positiva, algo que no esperaba. Nuestra comunidad siempre es vista desde el exterior. Recibimos constantemente gente que viene a investigarnos y a sacarnos fotos. Por primera vez el relato lo contaba alguien desde dentro”, explica. 

La representación de las comunidades indígenas como forma de violencia 

La desposesión de la identidad de las comunidades indígenas ha venido históricamente acompañada de imágenes que las demonizan, deshumanizan o exotizan. Las mujeres originarias caribeñas son probablemente los cuerpos femeninos más hipersexualizados de la historia. Hoy en día, países consagrados a la religión católica —herencia del colonialismo misionero— prohíben a las mujeres abortar incluso en casos de malformación o riesgo para la salud de la madre; mientras las canciones más populares en la radio cosifican y sexualizan a las mujeres. 

“La hipersexualización de la Mujer Taína es una ofensa que amenaza nuestras vidas”, declara con contundencia Tai Pelli, lideresa indígena Taína de Borikén, el nombre originario de la isla de Puerto Rico. “Toman simbolismos que para nosotros son sagrados y los usan de forma vulgar en un mensaje que perpetúa la visión de las mujeres caribeñas como instrumentos de placer a quienes se puede abusar”, recalca con una pasión y energía de denuncia que inspira a no dar ni un paso atrás. 

La colonización acabó con la estructura matrilineal de los Pueblos Taínos, que otorgaba a las mujeres una posición de respeto y una equidad entre géneros. “Ahora las mujeres están retomando esta batuta”, añade Tai, y señala los espacios globales que se están creando para fomentar la igualdad de género. “Pero para ello tenemos que llevar nuestras voces, retomar las raíces indígenas y crear un modelo que deje al otro obsoleto”, concluye. 

La interseccionalidad de las violencias

A diferencia del Pueblo San, las Comunidades Taínas que se esparcen por las Antillas Menores y Mayores no han conseguido recuperar la tierra y territorio que les fueron despojados por diferentes Estados imperialistas. Puerto Rico es uno de los casos más emblemáticos, ya que continúa siendo territorio no incorporado de los Estados Unidos. “Somos el pueblo que más experiencia tiene en ser colonizado, pero no por ello hemos abandonado nuestra conexión con la tierra”, avisa Tai. 
Hay quienes dicen que los Pueblos Indígenas no son nadie sin tierra. Sin bien es cierto que la tierra es la base de la identidad indígena —y su expropiación acarrea un sinfín de violencias que impactan de forma profunda en las Mujeres y Niñas Indígenas—, Tai Pelli defiende la identidad y la organización comunitaria aun cuando no haya tierra propia que pisar. “Aunque no la tengamos la seguimos amando y la defendemos de la violencia que padece. Hay que despertar esta responsabilidad”, concluye. Precisamente, la Recomendación General de la CEDAW para Mujeres y Niñas Indígenas tiene en cuenta esta interseccionalidad de las violencias, desde la tierra al cuerpo, para acabar con ellas.

Las Mujeres Indígenas somos parte de la solución contra el cambio climático

Aunque hemos sido históricamente marginadas de los espacios de decisión, nuestros aportes como guardianas de la biodiversidad deben ser incluidos en la acción climática. La Recomendación General de la CEDAW para Mujeres y Niñas Indígenas es un instrumento clave para lograrlo a nivel nacional e internacional.

Las montañas del Himalaya se funden, y dan paso a lluvias torrentosas e inundaciones. La subida del mar inunda las Islas del Pacífico. La sequía abre la tierra y marchita los huertos al este de África; los fuegos y la deforestación arrasan con los árboles del Amazonas. La crisis climática nos afecta a todas y todos, pero no de igual forma. 

Las Mujeres y Niñas Indígenas dependemos de la madre tierra para sobrevivir. En ella encontramos los alimentos para nutrir y curar a nuestras familias, los materiales para armar nuestras casas, y el agua para beber y asearnos. Además, algunas de nosotras vivimos en territorios que son más vulnerables a fenómenos climáticos extremos. “Nuestras cargas son múltiples, pero nuestro apoyo es crucial”, enfatiza Victoria Tauli-Corpuz, de la comunidad Kankana-ey Igorot de Filipinas y ex-Relatora Especial de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.

Sin embargo, las Mujeres Indígenas hemos sido históricamente marginadas de los ámbitos de decisión y participación política donde se buscan soluciones, y se establecen políticas y financiamiento para frenar el cambio climático. “Aunque ha habido avances en los últimos 40 años, necesitamos tener mayor presencia en los espacios internacionales para que nuestras especificidades sean reconocidas y nuestras capacidades consideradas como parte de la solución”, reclama Tarcila Rivera Zea, activista Quechua y Presidenta de FIMI. 

Los Pueblos Indígenas preservan el 80% de la biodiversidad del planeta

De acuerdo con la ONU, los Pueblos Indígenas custodian el 80% de la biodiversidad del planeta y muchas comunidades habitan en países megadiversos.  Gracias a la conexión cultural y espiritual que mantenemos con la tierra, los Pueblos Indígenas somos también guardianes de la naturaleza, y demostramos liderazgo colectivo en su protección y defensa

En ese marco, las Mujeres Indígenas cumplimos un rol crucial como guardianas y practicantes de los conocimientos ancestrales, y como creadoras de nuevas propuestas de sostenibilidad ambiental. “Preservamos las semillas indígenas, la biodiversidad y seguridad alimentaria, y el bienestar de nuestras comunidades”, explica Naw Ei Ei Min, Mujer Indígena de Myanmar y Miembro del Consejo Ejecutivo del Asian Indigenous Peoples Pact (AIPP). 

El impacto del cambio climático y las vulneraciones medioambientales contra los territorios indígenas

Las Mujeres y Pueblos Indígenas no solo nos enfrentamos a los impactos del cambio climático, sino también a la expropiación y explotación de nuestras tierras y recursos naturales por el avance de empresas extractivas en nombre del desarrollo económico. 

Por ejemplo, las comunidades indígenas del Nepal —el décimo país más afectado por el cambio climático en los últimos 20 años— se enfrentan al deshielo del Himalaya a una velocidad sin precedentes. Este fenómeno está ocasionando a su vez un cambio radical en el ciclo de lluvias. “Ya no diferenciamos entre invierno y verano. Ahora todo el año tenemos el Monzón, lo que genera fuertes inundaciones en la orilla del río donde viven las comunidades indígenas”, advierte Pratima Gurung, académica y activista indígena de Nepal especializada en derechos humanos de Pueblos Indígenas, género y discapacidades, y Secretaria General de la National Indigenous Disabled Women Association-Nepal (NIDWAN) y de la Indigenous Persons with Disabilities Global Network (IPWDGN).

Por otra parte, la expropiación de tierras indígenas para la construcción de hidroeléctricas y el uso intensivo de pesticidas han empeorado la cantidad y calidad del agua. Todo ello tiene un impacto devastador en las Mujeres Indígenas,  especialmente en aquellas compañeras con discapacidades. “La escasez de alimentos nutritivos y de agua potable impacta en nuestra salud e higiene. Esto provoca una mayor prevalencia de personas con distintas discapacidades en nuestras comunidades”, añade Gurung. Por esa razón, Pratima hace un llamado para que no solo las Mujeres Indígenas sean claramente mencionadas en los acuerdos para la acción climática, sino también las Mujeres Indígenas con Discapacidades.  

Aprendizajes y buenas prácticas para el desarrollo sostenible

En Aotearoa (Nueva Zelanda), las comunidades indígenas también se enfrentan a los impactos del cambio climático y la deforestación, que ponen en riesgo el acceso al agua y otros recursos naturales. Para responder a estos retos, las comunidades indígenas de Aotearoa están diseñando libros y herramientas digitales basados en los conocimientos ecológicos tradicionales Maoríes e indicadores de salud biocultural, con la ayuda de Tui Shortland, Directora de Awotea Organics y Miembro del Comité Ejecutivo de Cultural Survival, especializada en los conocimientos ancestrales de la biodiversidad. Los Maoríes viven conectados con el agua desde que nacen, la consideran un ser viviente resultado del amor entre el padre cielo y la madre tierra. Al luchar por sus derechos, los Maoríes han conseguido que su cosmovisión indígena sea incorporada en las políticas regionales sobre manejo del agua, que ahora son más respetuosas de los ciclos naturales del agua. Esto permite proteger el medioambiente y la biodiversidad de los ecosistemas. 

Por otro lado, Mujeres Indígenas desde África hasta el Ártico están siendo pioneras en la agricultura ecológica y la sostenibilidad ambiental. Por ejemplo, Molly Bella Akelo, Directora de Fountain of Life Uganda, junto con sus compañeras indígenas han implementado el uso de pesticidas y fertilizantes orgánicos, métodos de irrigación y el cultivo de árboles indígenas para combatir la sequía. 

Recomendaciones para la plena inclusión y participación de las Mujeres Indígenas en la acción climática

Las Mujeres Indígenas reclamamos una plena inclusión y participación en la toma de decisiones y en la elaboración de políticas públicas para la acción climática. Para ello, es necesaria una mayor presencia de Mujeres Indígenas en la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW66), que en el año 2022 está dedicada al cambio climático; y en espacios como la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Es precisamente en estas convenciones donde debemos ser consideradas como guardianas de la biodiversidad del planeta, y nuestras aportaciones y conocimientos tienen que ser incluidos como parte de la solución.

Al mismo tiempo, es clave que la financiación establecida en los Acuerdos de París para frenar el cambio climático llegue a las Mujeres Indígenas y sus comunidades, dado que nos enfrentamos a numerosas barreras para conseguir apoyo económico. Entre estas barreras, encontramos el uso de lenguas colonialistas y de sistemas bancarios occidentales, el cumplimiento de requerimientos imposibles para registrar nuestras organizaciones e implementar programas, y la falta de acompañamiento.

Por todo ello, las Mujeres Indígenas llevamos años de lucha para que nuestros derechos sean reconocidos en el plano internacional y nacional. Hoy estamos en la recta final de un andar colectivo que alcanza su punto de inflexión con la elaboración de una recomendación general de la CEDAW de Mujeres y Niñas Indígenas. En esta recomendación será clave introducir conceptos de justicia ambiental que garanticen nuestros derechos a la tierra, territorios y a los recursos naturales. Esto obligará a los Estados firmantes a cumplir con el  consentimiento libre, previo e informado, y a incluirnos en las políticas públicas nacionales para una acción efectiva. “Si nos dieran el espacio que nos corresponde, el mundo sería diferente, con una visión amplia, colectiva, circular y diversa”, incide Teresa Zapeta Mendoza, del pueblo Maya K’iche’ de Guatemala y Directora Ejecutiva de FIMI. 

Solo con los aportes de los Pueblos y Mujeres Indígenas podremos visualizar un mundo diferente. Un mundo en el que los bosques y el agua sean preservados y la madre tierra, respetada; un ámbito en el que prevalezca la solidaridad por encima del beneficio particular, la comunidad por encima del individuo, y la diversidad por encima de la asimilación cultural que crea sociedades falsamente homogéneas. 

Cuatro claves para sacar provecho a la CEDAW, como Mujeres Indígenas

Entender la CEDAW; incidir con insumos de organizaciones de Mujeres Indígenas en los informes de los Estados partes y elaborar informes sombra; intervenir en las sesiones e impulsar la Recomendación n.o39 sobre Mujeres y Niñas Indígenas. Cuatro pasos fundamentales para apropiarnos de este instrumento de cambio.

La discriminación avanza sobre nuestros cuerpos, nuestros seres queridos y nuestra tierra, pero las Mujeres y Niñas Indígenas nos unimos para enfrentarla. Acudimos a los conocimientos ancestrales y nos transformamos en agentes de cambio. Combatimos la violencia de género; curamos dolencias físicas y espirituales; producimos alimentos y recuperamos la medicina tradicional; protegemos a la madre tierra, los animales, las plantas, porque gracias a ellos podemos vivir en armonía. Pero, muchas veces, los conocimientos ancestrales y la lucha colectiva necesitan ser acompañados por instrumentos legales internacionales que los respalden. La CEDAW, de cumplimiento obligatorio para los Estados adheridos a ella, es un instrumento fundamental, porque se propone que las mujeres y niñas puedan ejercer plenamente sus derechos y libertades. 

 ¿Cómo podemos sacarle provecho a la CEDAW las Mujeres y Niñas Indígenas?  Aquí presentamos cuatro claves para hacerlo. 

1.Entender qué es la CEDAW, una convención internacional para exigir respeto a los derechos de las mujeres y protegerlas contra la discriminación.

La CEDAW es la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer. Se trata del único instrumento internacional vinculante que protege específicamente los derechos de todas las mujeres. El comité CEDAW está formado por 23 expertas independientes de las regiones de América, África, Asia, Pacífico, Europa/Asia Central y Medio Oriente/África septentrional. Recibe informes de los Estados partes, comunicaciones de personas o grupos que presentan un informe o denuncias sobre violaciones sistemáticas a los derechos de las mujeres.  Además, el comité puede iniciar investigaciones, si el Estado lo acepta. 

Este Comité internacional también formula recomendaciones generales que deben ser consideradas en la legislación nacional u otros abordajes para respetar los derechos de las mujeres y niñas. La Recomendación n.o39, a punto de aprobarse, contempla a las Mujeres y Niñas Indígenas.

2.Conocer con anticipación qué Estados informarán en la próxima sesión del Comité de la CEDAW y, en el caso de que nuestro país haya sido convocado, participar en la elaboración de informes.

En cada sesión, el Comité de la CEDAW suele invitar a ocho Estados partes. El Comité recomienda que estos consulten a las organizaciones no gubernamentales y a las asociaciones de mujeres para la elaboración del informe. Las Mujeres y Niñas Indígenas, a través de nuestras organizaciones, podemos ejercer presión para que los Estados consideren nuestra situación en ese documento e implementen políticas nacionales que impulsen el respeto a la Convención. 

En caso de que el Estado no nos haya tenido en cuenta en el documento elaborado, es posible elaborar un informe paralelo o sombra, que destaque los problemas reales que afectan a las Mujeres y Niñas Indígenas en relación con el incumplimiento de la Convención, e incluir recomendaciones específicas para el cambio. 

  1. Asistir a la sesión en Ginebra, e incidir por la inclusión de las Mujeres Indígenas a través de políticas y programas.

El Comité de la CEDAW invita a las ONG a participar en forma oral en la sesión pública; esta alternativa puede ser aprovechada por las Mujeres Indígenas. Se trata de ejercitar el cabildeo, de influir en las personas con poder de decisión para que ellas a su vez intervengan en las políticas públicas. 

Las Mujeres Indígenas comprendemos el arte del cabildeo; nuestras intervenciones, cargadas de relatos, imágenes y experiencias, suelen tener una fuerza persuasiva que impacta en la opinión pública en diversos ámbitos. A través del cabildeo, podemos pasar de la mera denuncia a una propuesta concreta de solución.

Al participar de las sesiones del Comité, las Mujeres y Niñas Indígenas notificaremos a los Estados respecto de cómo nuestras comunidades son afectadas por la falta de cumplimiento de la Convención. Además, aportaremos soluciones sostenibles para enfrentar esos problemas.

En estas sesiones, las Mujeres Indígenas podemos remarcar por qué es necesaria una Recomendación General que exija a los Estados la incorporación de políticas que garanticen nuestros derechos humanos individuales y colectivos como Mujeres y Niñas Indígenas. 

  1. Estar atentas a los pasos futuros, y sumar más voces para impulsar la Recomendación de la CEDAW para las Mujeres y Niñas Indígenas.

Las Mujeres Indígenas hemos luchado y luchamos por visibilizar nuestros derechos de forma individual y colectiva. Creemos que se logra más si estamos informadas y unidas. La Recomendación, al aprobarse, se transformará en un instrumento estratégico para esta lucha. Por esta razón, organizaciones y redes regionales se están sumando esfuerzos para difundirla, a través de la campaña https://cedaw.fimi-iiwf.org/ 

Suma tu firma para impulsar la adopción de la Recomendación.

No estamos solas: cómo impulsar la lucha de las Mujeres Indígenas a partir de la Recomendación n.o 39

Es importante difundir la Recomendación sobre los derechos de Mujeres y Niñas Indígenas por distintos medios; acudir con su respaldo a los diversos poderes estatales y tenerla en cuenta tanto para las luchas urgentes como para las reivindicaciones más profundas.

 

En un encuentro cálido y valioso, entrevistamos a la presidenta del Comité de la CEDAW, Gladys Acosta Vargas, acerca de la Recomendación General sobre Mujeres y Niñas Indígenas. Gladys, una aliada para el movimiento de Mujeres Indígenas a lo largo de muchos años, explicó que se trata de un proceso de interpretación de los artículos de la Convención y su fuerza vinculante. Al aprobarse, se ampliará la capacidad de interlocución entre el Comité y los Estados Parte para el cumplimiento de sus obligaciones internacionales con las comunidades originarias. En ese contexto, Acosta Vargas aclaró: “las Recomendaciones Generales no aumentan ningún derecho, porque estos están dentro de la Convención, pero sí profundizan cómo deben ser protegidos”.

Según Acosta Vargas, para que una recomendación tenga una aplicación efectiva, es necesario difundirla de todas las formas posibles: idiomas, códigos, imágenes, videos. Es importante contemplar en la difusión a las personas con discapacidades, que deben enterarse de los avances en materia de Derechos Humanos. Durante la charla, ella remarcó que en la distribución de contenidos no solo deben intervenir los Estados Parte, sino también las organizaciones no gubernamentales de la sociedad civil y los medios masivos, sean públicos o privados. 

Los países, aparte de proteger a las Mujeres y las Niñas Indígenas que viven dentro del territorio, también lo deben hacer con las que están de paso (por migración u otro motivo) por tratarse de un derecho.

Para Acosta Vargas, lograr cambios significa acudir a los espacios de poder estatal. Por un lado, al Ejecutivo, porque ahí se elaboran las políticas públicas en todos los campos, y a los poderes Legislativo y Judicial, que lo complementan. Por otro lado, a los gobiernos regionales y municipales, como responsables directos de los cambios a nivel local. 

Como ejemplo de las acciones posibles, explicó que si se produce una violación a los derechos de las Mujeres Indígenas se debe citar la CEDAW y los artículos específicos de la Recomendación General en donde se explique lo que las Mujeres Indígenas viven en su diario trajinar y en sus luchas. De ese modo, en las contradicciones o controversias, incluso con particulares, el Estado asegurará que no se violen sus derechos. 

En relación con este tipo de acciones, Acosta dijo: “La Convención cada vez es más fuerte, gracias a las luchas de las mujeres, porque su fuerza no viene de sí misma sino de quienes la usan y la convierten en un instrumento de lucha”. Al ser normas de aplicación directa, los organismos de protección, incluidas las organizaciones de Mujeres Indígenas, tienen que aprender a usarlas para sus luchas mediatas e inmediatas.

Para la presidenta del Comité de la CEDAW, la aprobación de esta Recomendación General responde a una deuda que tiene el mundo con las Mujeres y las Niñas Indígenas por las atrocidades que han sufrido. 

Y esta es una recomendación que está naciendo y se desarrolló pese al trabajo difícil en la pandemia. “Desde el 2017 se inició el diálogo y recién vamos a aprobarla en el 2022, porque responde a la lucha creciente por una visibilidad cada vez mayor de las Mujeres y Niñas Indígenas en el campo de la política internacional”, agregó.

Para cerrar la entrevista, Gladys Acosta destacó que la Recomendación contempla el vínculo con la naturaleza, el respeto a los seres humanos y una espiritualidad potente no solo para los Pueblos Indígenas, sino para todo el mundo. Así, este instrumento será útil también para defender nuestros territorios de la violencia y el despojo.

“Una cosa es luchar sabiendo que una está con los derechos de su lado y otra cosa es estar luchando porque simplemente se está produciendo una injusticia”, expresó Acosta Vargas. Finalmente, nuestras voces comienzan a ser escuchadas.

Frente a múltiples violencias, las Mujeres Indígenas luchan por la vida, la cultura y la soberanía de la tierra

Aunque el derecho a la libre determinación de los Pueblos Indígenas está reconocido por la ONU, los Estados lo vulneran sistemáticamente. La Recomendación General de la CEDAW para Mujeres y Niñas Indígenas puede convertirse en el instrumento vinculante que obligue a los Estados a respetarlo.

 

Aida Quilcué —lideresa indígena del Pueblo Nasa y senadora de la República de Colombia— se despertó la mañana del 15 de marzo de 2022 con el pecho afligido por una mala noticia. Habían asesinado a su compañero de lucha Miller Correa, consejero de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca, organización política y social que reúne a las comunidades indígenas de esta región ubicada al sur de Colombia. “Nos vienen matando y nos están matando. Es parte del despojo milenario, exclusión y exterminio cultural que sufrimos como Pueblos Indígenas. De ahí la necesidad de defendernos y construir procesos de autogobierno que hoy nos mantienen en el marco de la supervivencia”, comenta Quilcué con el tono y la mirada serena de alguien que lleva dentro el sufrimiento de todo un pueblo. 

 

En la otra punta del Pacífico, en Guam —la isla más grande de Micronesia—, Terilynn Francisco representa la memoria viva de sus abuelos y abuelas Chamorro. Ellos sobrevivieron a la ocupación española, a la II Guerra Mundial, a los campos de concentración japoneses y a la reconquista por parte de los estadounidenses, que siguen controlando la isla. “Tenemos un trauma intergeneracional, porque nuestras comunidades han estado expuestas a mucha violencia y nuestra tierra ha visto demasiadas guerras. Necesitamos recuperar nuestra identidad cultural y nuestras prácticas tradicionales para entender quiénes somos y quiénes queremos ser”, enfatiza Terilynne Francisco, con la voz dulce y contundente de un espíritu joven que anhela cambio. 

 

Los Pueblos Indígenas tienen el derecho a la libre determinación de los pueblos, en virtud del cual pueden elegir con autonomía su condición política como colectivo, su identidad cultural, y sus formas de desarrollo económico y social mediante instituciones propias. Sin embargo, muchísimas veces los Estados vulneran este derecho reconocido en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Estas vulneraciones van desde prohibir que se le ponga a una niña un nombre indígena, impedir el desarrollo de sistemas de salud o educación interculturales, usurpar las tierras indígenas reconocidas por ley o incumplir con el derecho al consentimiento libre, previo e informado. 

 

Con la intención de acabar con estas violaciones a los derechos de los Pueblos Indígenas y participar activamente en el desarrollo político y social de sus comunidades, las Mujeres Indígenas de todo el mundo están contribuyendo a la elaboración de una Recomendación General de la CEDAW específica para Mujeres y Niñas Indígenas, que se podrá usar como instrumento vinculante para que los Estados respeten el derecho a la libre determinación, entre otros.

 

Guam: un pueblo despojado de poder e identidad colectiva

 

“Fuimos uno de los primeros Pueblos Indígenas en ser colonizados y uno de los pocos que sigue ocupado. Durante siglos nos hemos visto atrapados en las dinámicas de poder de las potencias coloniales”, explica Terilynn Francisco, miembro y fundadora de la asociación de mujeres Chamorro Hagan Famalåo’an Guåhan. La isla de Guam sigue bajo el control de los Estados Unidos como territorio no incorporado desde 1950. Guam es también uno de los 17 territorios no autónomos supervisado por el Comité Especial de Descolonización de la ONU. Sus habitantes —aunque están considerados ciudadanos estadounidenses— no pueden ni votar en las elecciones federales, ni acceder a seguridad social estatal, ni decidir su futuro como pueblo. “Somos ciudadanos de segunda”, concluye Teri.

 

Estados Unidos mantiene la ocupación de la isla principalmente por su posición militar estratégica en el Pacífico y el Sudeste Asiático. Un tercio de las tierras ancestrales del pueblo Chamorro ha sido ocupado por bases militares, violando el consentimiento previo y sin que las familias recibieran compensación alguna. Mientras, la presencia militar estadounidense sigue aumentando. “Nuestra tierra y nuestro pueblo están pagando un precio muy alto”, reconoce Teri, quien también es trabajadora social y profesional de salud mental en las Islas Marianas. 

 

Teri relaciona esta violencia estructural con las altas tasas de violencia de género, suicidios y abuso de sustancias en las comunidades del pueblo Chamorro. “La colonización acabó con nuestras prácticas de sanación y formas de relacionarnos. Somos un pueblo despojado de poder e identidad colectiva”, comenta con tristeza. 

 

En 2011, la población Chamorro de Guam quiso realizar un referéndum no vinculante para explorar su futuro político como pueblo. Sin embargo, después de un proceso legal que ha durado diez años, el referéndum fue denegado por un juzgado local de Guam y por la Corte Suprema de EE. UU., con la excusa de que sería discriminatorio con la población no indígena que no podría votar. “No nos podemos ni permitir tener un diálogo con nosotros mismos”, protesta Teri. 

 

Después de esta debacle contra el pueblo Chamorro, Teri y sus compañeras se han propuesto restaurar la identidad colectiva y recuperar las formas de sanación tradicionales del pueblo Chamorro. “Las Mujeres Indígenas somos las cuidadoras de nuestras familias y tenemos que tomar el liderazgo para volver a empoderarnos como pueblo”, afirma. Teri cree que aunque EE. UU. no ha ratificado la CEDAW y, por tanto, la Recomendación General para Mujeres y Niñas Indígenas no sería vinculante, esta puede servir para tejer alianzas y aumentar la presión internacional para que EE. UU. reconozca el derecho a la libre determinación del Pueblo Chamorro de Guam. 

 

Colombia: un Estado que reconoce pero no respeta

 

“En Colombia, la norma nunca ha sido respetada. Primero nos ha tocado conquistar nuestros derechos, porque los derechos no son regalados sino luchados y exigidos. Y ahora para que se cumplan, tenemos que seguir movilizándonos, pues la guerra persiste”, explica la senadora colombiana Aida Quilcué.

 

Aunque la Constitución Política colombiana de 1991 reconoce el derecho a la libre determinación de los Pueblos Indígenas, el Estado colombiano ha vulnerado sistemáticamente este derecho, incluso en un contexto de postconflicto. Después de 50 años de guerra civil y de la firma de los Acuerdos de Paz en 2016, el departamento del Cauca, la segunda región con más población indígena, aún no ha visto la paz. Como paso estratégico de la droga y zona de recursos naturales, esta región sigue padeciendo altos niveles de violencia, especialmente contra las comunidades indígenas que protegen el territorio.

 

Según el informe de Indepaz, en 2021, 171 líderes/as fueron exterminados/as en Colombia, de los cuales 55 eran indígenas y 31 fueron asesinados en el Cauca. Esta tendencia se ha mantenido en alza desde 2017, un año después de los acuerdos. En 2020, por segundo año consecutivo, Colombia fue el país más peligroso para defender los Derechos Humanos

 

En este contexto, la única solución efectiva para Quilcué es reconfigurar el sistema desde dentro. Aunque reconoce que la Recomendación General de la CEDAW puede empujar al Estado colombiano a respetar estos derechos, “toca cambiar el gobierno para cambiar las formas”, concluye. “Y esto es precisamente lo que estamos haciendo”, aclara. 

 

Quilcué ha conseguido llegar a senadora después de un proceso tejido durante años, pero que en abril de 2021 culminó con un estallido social y un paro nacional sin precedentes por “el derecho a la vida”. La movilización pasó de las calles a las urnas gracias a una alianza entre los Pueblos Indígenas y otras comunidades que han sido históricamente excluidas. “Por eso nos están matando, porque luchamos para que el país despierte y avance”, concluye Aida Quilcué.